Final Fantasy XII (PS2)

Duodécima entrega de la saga de RPGs por antonomasia, en la que se cambió de equipo de desarrollo para darle una vuelta de tuerca jugablemente hablando.

Lástima que en la mayoría de los cambios les saliese el tiro por la culata.

Para empezar, el sistema de combate. Ahora no son aleatorios, sino que los enemigos están repartidos por todo el terreno, dando la posibilidad de encararlos o esquivarlos según convenga. Esto hay que reconocer que mola. Pasando al sistema en sí, es una variación de los turnos activos de siempre con la diferencia de que nos podemos mover en tiempo real. De cada personaje sale un arco que si está azul significa que estamos a la ofensiva y si es rojo que nos atacan. Es un gran sistema...para un MMO, aquí no pega ni con cola. Es poco dinámico, aburrido y, para más inri, confuso, ya que es difícil ver quien ataca y quien no. Y no os lo perdáis, que si nos damos a la fuga en alguna pelea los compañeros siguen atacando mientras nosotros corremos cual Forrest. Pos fale.

Hablando de compañeros, tenemos que configurar su IA mediante el sistema más mierda de la historia: el Gambit. Digo mierda porque si bien en un principio parece complicado, es muy sencillo si uno sabe abusar de sus errores. La clave está en poner a uno con cura como segunda prioridad y al otro como primera, a ese uno le pones una habilidad inútil a la cabeza y al otro una magia ahí toda guapa. Como esa habilidad inútil es...inútil, no se usa nunca y "uno" estará siempre curando, mientras que "otro" lanzará magias como un poseso. Poniéndolos así no hay ningún problema para pasarse el juego, que en general es más fácil que comerse los mocos con los pies.

Peor aun son las zonas a explorar. Olvidaos del mapamundi de toda la vida, ahora el objetivo es cruzar áreas mastodónticas y desaprovechadas mientras combatimos y llegamos a la ciudad/mazmorra de turno. Mazmorras en las que no hay ni un sólo puzle ni nada especialmente desafiante, por cierto.

Algo a detacar ha de haber tras tanto fallo, y eso es el apartado gráfico. Está muy trabajado, los modelados de los personajes son excelentes, las texturas aun mejores y la arquitectura de las ciudades tiene un toque barroco bastante atractivo y original.
La banda sonora de Sakimoto pasa sin pena ni gloria cumpliendo su función de ambientar, pero sin destacar en ningún momento. Olvidable.

Conclusión: zurullo, ZURULLO, ZURULLO. Un claro ejemplo de como el afán de innovar no siempre es el camino correcto para crear un prodcuto de calidad. No sé cuál será el futuro de la saga a partir de ahora, pero personalmente el XIII no me llama nada y del XIV, que va a ser un juego online, paso, que ya tuve suficiente con el XI.

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